Las hormigas se comen el pulgón: un fenómeno sorprendente.

Las hormigas y los pulgones son dos insectos muy comunes en nuestra vida diaria, pero lo que resulta realmente sorprendente es la relación simbiótica que se ha establecido entre ellos. Las hormigas se alimentan de los pulgones, pero a su vez, los protegen y los cuidan. Las hormigas se comen el pulgón: un fenómeno sorprendente.

Los pulgones son pequeños insectos que se alimentan de la savia de las plantas. Su presencia en los cultivos es problemática, ya que pueden debilitar y dañar las plantas. Sin embargo, las hormigas han encontrado en ellos una fuente de alimento muy valiosa.

Cuando las hormigas encuentran un grupo de pulgones en una planta, los transportan hasta sus nidos. Allí los protegen y los cuidan, a cambio de una sustancia que los pulgones segregan llamada melaza. La melaza es un líquido azucarado que los pulgones producen como subproducto de la digestión de la savia de las plantas.

Las hormigas «ordeñan» a los pulgones acariciando su abdomen con sus antenas, lo que provoca que liberen la melaza. Las hormigas se alimentan de esta sustancia, que les proporciona la energía que necesitan para sobrevivir. Además, las hormigas también protegen a los pulgones de otros depredadores, como las mariquitas, que se alimentan de ellos.

Este fenómeno sorprendente de mutualismo entre hormigas y pulgones ha sido objeto de numerosos estudios científicos. Se ha descubierto que las hormigas pueden llegar a criar a los pulgones en sus nidos, asegurando así su suministro constante de melaza. Además, se ha observado que las hormigas también pueden «cultivar» colonias de pulgones en las plantas, trasladando las crías de un lugar a otro según sus necesidades.

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Sin embargo, este fenómeno no siempre es beneficioso para las plantas. Las colonias de pulgones pueden debilitar las plantas y transmitir enfermedades. Además, las hormigas pueden interferir en la polinización de las flores, ya que se alimentan de los néctares que atraen a los polinizadores.

Hormigas controlan pulgones

Las hormigas son conocidas por su capacidad para controlar las poblaciones de pulgones en los jardines y cultivos. Estos pequeños insectos son considerados plagas debido a su capacidad para dañar las plantas al alimentarse de su savia.

Las hormigas tienen una relación simbiótica con los pulgones, ya que estas pequeñas criaturas segregan una sustancia dulce conocida como melaza que es altamente atractiva para las hormigas. A cambio de esta fuente de alimento, las hormigas protegen y cuidan a los pulgones de sus depredadores naturales.

Cuando una colonia de pulgones se establece en una planta, las hormigas se apresuran a establecer una relación con ellos. Estas hormigas recolectan las melazas secretadas por los pulgones y, a su vez, protegen a los pulgones de otros insectos como las mariquitas y las avispas parásitas que se alimentan de ellos.

Una vez que las hormigas han establecido su relación con los pulgones, forman caminos de hormigas, que son senderos que conectan las colonias de pulgones con el nido de las hormigas. A lo largo de estos caminos, las hormigas patrullan constantemente en busca de depredadores y también llevan nuevas hormigas a las colonias de pulgones para mantener su número y asegurar un suministro constante de melaza.

Sin embargo, aunque las hormigas pueden ser beneficiosas en el control de los pulgones, también pueden causar daños a las plantas. Al proteger a los pulgones, las hormigas permiten que se multipliquen rápidamente y se alimenten de más savia de las plantas, lo que puede debilitarlas y afectar su crecimiento. Además, las hormigas pueden transportar pulgones a otras plantas sanas, propagando la plaga.

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Ordeño de hormigas a pulgones: fascinante interacción.

El ordeño de hormigas a pulgones es una interacción fascinante que se produce en el mundo natural. Las hormigas han desarrollado una estrategia única para obtener alimento de los pulgones, pequeños insectos que se alimentan de la savia de las plantas.

Cuando las hormigas encuentran una colonia de pulgones, establecen una relación simbiótica con ellos. Las hormigas protegen a los pulgones de sus depredadores y a cambio, los pulgones les proporcionan un néctar dulce llamado mielada. Este néctar es producido por los pulgones como un subproducto de su alimentación de la savia de las plantas.

Las hormigas utilizan sus antenas para acariciar suavemente los cuerpos de los pulgones, estimulándolos para secretar la mielada. Luego, las hormigas recolectan la mielada con su boca y la llevan de regreso a su nido. Este proceso se asemeja al ordeño de una vaca, de ahí el nombre de «ordeño» de hormigas a pulgones.

Esta interacción beneficia tanto a las hormigas como a los pulgones. Las hormigas obtienen un alimento rico en azúcares que les proporciona la energía necesaria para su actividad diaria. Además, la mielada también contiene aminoácidos y otros nutrientes esenciales para las hormigas.

Por otro lado, los pulgones se benefician de la protección proporcionada por las hormigas. Las hormigas defienden activamente a los pulgones de otros insectos depredadores, como las mariquitas. Además, las hormigas también ayudan a dispersar las colonias de pulgones a nuevas plantas, lo que les permite encontrar nuevas fuentes de alimento.

1. Fomenta la presencia de hormigas en tu jardín o huerto: Si quieres aprovechar el beneficio de las hormigas para controlar las plagas de pulgones, es importante crear un ambiente propicio para ellas. Puedes hacerlo proporcionando fuentes de agua cerca de las plantas, creando refugios naturales como piedras o troncos, y evitando el uso de pesticidas que puedan dañar a las hormigas.

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2. Monitorea regularmente tus plantas: Aunque las hormigas son aliadas en la lucha contra los pulgones, es importante mantener un equilibrio para evitar infestaciones excesivas. Realiza inspecciones periódicas en tus plantas para identificar la presencia de pulgones y observar si las hormigas están controlando su población de manera efectiva. Si notas un desequilibrio o una proliferación excesiva de pulgones, considera otras formas de control, como el uso de insecticidas naturales o la introducción de insectos beneficiosos como las mariquitas.