Slow Traffic, taller de bicicletas y tienda

Pepe y Elvira se definen a sí mismos como el cuerpo y el alma de Slow Traffic, taller de bicicletas y tienda que funciona en Madrid desde el pasado año y se ha ganado un hueco en este blog por su implicación medioambiental. Ofrecen un trato personalizado para todo tipo de públicos y un fuerte compromiso con el medioambiente que se traduce, más allá de una política comprometida, en el mobiliario del local –a partir de elementos reciclados de bicicletas– y en auténticas piezas artesanales, originales y únicas, como cinturones, mochilas y alforjas.

Slow Traffic es una tienda de bicicletas poco convencional. ¿Cómo nació este concepto de tienda-taller?

En realidad el concepto no es nuevo: desde que existe la bicicleta, existe el taller. Antiguamente no sólo se reparaba, también se construía la bici desde cero; pero en los últimos tiempos se ha descuidado, no se le da la importancia que merece al trabajo del mecánico. Como apasionado de los tornillos y las tuercas desde niño, este tipo de negocio es el que más me ha atraído siempre, por lo que nuestro intento de llenar ese hueco ha surgido sin darle demasiadas vueltas, de una manera muy natural.

Dais mucha importancia a la política ambiental en vuestra web y compartís los resultados de vuestro compromiso en vuestro blog. También organizáis talleres de reciclaje y reutilización de piezas ¿De dónde viene esa sensibilidad?

Desde bien pequeños siempre nos ha gustado la naturaleza y hemos compartido muy buenos momentos con nuestras familias en entornos naturales. Mi padre hace ya 40 años que lleva el papel a reciclar, antes cuando no había contenedores se llevaba a un almacén donde lo compraban por 2 duros, pero al menos sabías que se reciclaría.
Hoy en día ya nadie se puede permitir no estar sensibilizado, es una cuestión urgente que debemos abordar entre todos ¡Mueren personas como consecuencia directa de la contaminación! Creemos que si realmente queremos que otras personas se empapen de todo esto ha de ser a través del ejemplo, y por eso intentamos mejorar nuestra gestión ambiental incluso trabajando con un medio de transporte de tan poco impacto como es la bici.

Nos gusta hacer hincapié en que un buen mantenimiento resulta barato a la larga, porque evita averías que llevan al trastero bicis que de otra forma servirían durante treinta o cuarenta años.»

La tienda está muy próxima al Puente de Vallecas, un punto que concentra mucho tráfico de coches  ¿Es seguro desplazarse en bicicleta en este entorno? ¿Cómo es vuestra experiencia y la de vuestros clientes?

Contra la creencia popular, montar en bicicleta por Madrid no es peligroso siempre que se sigan unas normas básicas: hay que hacerse visible ocupando el centro del carril y colocándose en los semáforos en primera posición, y hay que señalizar con el brazo las maniobras que vayas a realizar (giros a derecha o izquierda). El grueso de nuestra clientela llega al taller montada en su bici, y nosotros mismos usamos las nuestras para acudir cada día al trabajo; no tenemos la sensación de que sea una zona insegura para circular a pedales.
Por otra parte, si te fijas en los accidentes graves que implican víctimas ciclistas no son en las zonas de más tráfico, sino en calles de rodadura rápida a horas con vía libre para hacer correr los vehículos a motor.

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Últimamente están apareciendo bicicletas de bambú, de cartón, de pedalada asistida, eléctricas… ¿Cuál creéis que es el futuro de la bicicleta?

Buffff, vaya pregunta… Yo diferenciaría entre la bici de recreo y la bici utilitaria. La de recreo lleva una evolución imparable hacia materiales exóticos, cambios electrónicos, integración con redes, navegadores GPS, etc. Y hacia la obsolescencia programada, por supuesto, aunque nosotros albergamos la esperanza de que se imponga la cordura y vuelva a ser un vehículo sencillo y relativamente barato. La bici utilitaria en un futuro más o menos lejano será de un material barato y renovable; y salvo que perfeccionemos la fusión fría y los materiales superconductores no llevará motor, pues más que una mayor eficiencia de las máquinas lo que necesitamos es hacer un uso más racional de la energía; pero por el camino… tecnología ultramoderna y electricidad; y de nuevo un motor y una batería diferentes cada dos años.

Y ya que hablamos de lo que nos espera, creemos que la bicicleta es el vehículo del mañana puesto que cada vez más personas en más ciudades del mundo se mueven en bicicleta, es algo que ya está sucediendo. La bicicleta no es sólo una forma de transporte urbano sino que es una forma de viajar estupenda, donde cambias el disfrutar de un destino por disfrutar del camino a ese lugar. Es un viaje lento, donde vives la orografía del lugar, paras donde quieres y ¡hasta hueles el entorno! Cosa que no pasa en los demás medios de transporte.

¿Qué opinión tenéis de BiciMad, servicio público de bicicletas de Madrid?

Como un medio más de transporte en la ciudad nos parece una excelente idea, ahora bien, la gestión que se ha hecho de estas bicis y otros problemas por todos conocidos, ya nos gustan menos. Además el precio nos parece caro. Y no vemos la necesidad de que sean eléctricas. En cambio el apoyo institucional a la bicicleta que ha supuesto la implantación de este servicio y la señalización de los ciclo-carriles, sí creemos que ha contribuido a que muchos conductores sean conscientes de que la calzada es el lugar adecuado para las bicicletas.

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Uno de los mayores inconvenientes de la bicicleta en una gran población es qué hacer con ella cuando la aparcas, dónde dejarla sin que moleste ni te la roben. ¿Qué soluciones veis?

La primera y la opción más sencilla es comprarse un buen candado y seguir las recomendaciones que facilitan, por ejemplo, en la web de ConBici. También es aconsejable que la bicicleta que aparquemos en la calle no llame mucho la atención, que esté sucia, vieja o que no sea muy cara. Otra solución es usar los aparcamientos que acaba de habilitar en el centro “Don Cicleto”, que aprovecha el sitio libre que se encuentra en todos los parkings de coches para aparcar las bicicletas. Y bueno, una última opción es comprarse una bicicleta plegable y meterla a todas partes.

Confeccionáis y vendéis accesorios creados a partir de materiales reciclados. ¿Cómo surgió esta idea de dar una segunda vida a un objeto de desecho?

Pues la verdad, no sabría decir cuándo surgió la idea, en realidad siempre ha estado ahí. Somos hijos de una generación que no tiraba nada, los calcetines se zurcían, en los jerseys se ponían coderas y se “heredaba” hasta el flotador de tu hermano mayor. En casa siempre hemos visto a mi abuela hacer jabón con el aceite usado, gomas con las cámaras de bicicleta o coser bolsos con los vaqueros rotos. Llevamos toda la vida reutilizando objetos. Ahora con toda la información que se puede encontrar en internet y toda la gente que está dispuesta a compartir sus habilidades o sus ideas es mucho más fácil y el abanico de posibilidades se abre enormemente.

Somos “alargascentes” en aprovechar el material al máximo, sin cambiar nunca una pieza aún en su vida útil y reutilizando todo lo que podemos para nuestros proyectos paralelos a la bici.

¿Cuáles son las principales reparaciones y mantenimiento que hacéis en el taller?

En Slow Traffic reparamos todo tipo de bicicletas, desde las más sencillas de niño hasta máquinas de Enduro con doble suspensión o ultraligeras de carretera, todo carbono y alta tecnología electrónica. Aunque la parte de tienda está especializada en ciclismo de aventura (viajes, etapas de larga distancia…) el taller tiene cabida para lo que venga. En cualquier caso, nos gusta hacer hincapié en que un buen mantenimiento resulta barato a la larga, porque evita averías que llevan al trastero bicis que de otra forma servirían durante treinta o cuarenta años sin problemas.

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Formáis parte de Alargascencia, directorio de establecimientos que reparan objetos, alquilan, hacen trueque o venden productos de segunda mano. ¿Cuál es vuestra experiencia?

Antes de nada, aclarar que nosotros no alquilamos bicis ni intercambiamos piezas, ni siquiera entramos en el mercado de la segunda mano salvo en casos muy puntuales: con nuestro propio material y simplemente aprovechando nuestro negocio para dar visibilidad al mismo. Donde sí somos “alargascentes” es en aprovechar el material al máximo, sin cambiar nunca una pieza aún en su vida útil y reutilizando todo lo que podemos para nuestros proyectos paralelos a la bici. Además tratamos de que los productos que vendemos sean lo más duraderos posible y para ello hemos apostado por la calidad, en primer lugar, y después por materiales que sean resistentes o menos contaminantes en su proceso productivo o de consumo; por ejemplo, los cuadros de acero frente a los de aluminio o los equipos de iluminación autónomos, sin depender de pilas o baterías.

A veces recibimos bicicletas que, por falta de uso o de espacio en casa, nos dejan los clientes. Las reparamos y donamos a colegios de Madrid que participan en el programa STARS, que busca que los niños ganen autonomía yendo en bici al colegio.

¿Es posible dar una nueva vida a una vieja bicicleta olvidada en un trastero? ¿Cuál es vuestra sugerencia?

No sólo es posible, sino que según el uso que se le vaya a dar puede ser muy rentable. Si, como decíamos antes, se sigue un mantenimiento preventivo, una bicicleta funciona sin problemas durante décadas. Lo mejor es traernos la bici: antes de hacer nada valoramos la operación y, una vez aceptada, comenzamos siempre por los puntos más sensibles para parar el proyecto si hay algún defecto grave que desaconseje seguir adelante.