La feria de artesanas de la Comunidad de Madrid, organizada por FADEMUR, reunió en Miraflores de la Sierra a un grupo de mujeres emprendedoras y empresarias del medio rural. Ecología Cotidiana entrevistó a algunas de ellas. Esto es lo que comentó Gladys Acosta:
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La feria de artesanas de la Comunidad de Madrid, organizada por FADEMUR, reunió en Miraflores de la Sierra a un grupo de mujeres emprendedoras y empresarias del medio rural. Ecología Cotidiana entrevistó a algunas de ellas. Esto es lo que comentó Esther Casero:
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Teresa López es la presidenta de la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales (FADEMUR), que ha organizado la primera muestra de artesanía de mujeres de la Comunidad de Madrid. Un evento que reunió en Manzanares el Real, donde expusieron sus productos, a más de una veintena de mujeres del medio rural. Teresa conoce perfectamente los problemas de estas y de todas las mujeres representadas por la federación que preside. Problemas a los que FADEMUR ofrece soluciones prácticas como esta feria.
¿Qué supone para FADEMUR organizar esta primera feria de artesanas de la Comunidad de Madrid?
Es un orgullo, porque por fin supone poder visibilizar que en la Comunidad de Madrid hay muchas mujeres en el mundo rural que se dedican a la artesanía y están haciendo un trabajo excepcional. Ayudar a demostrar que Madrid no es solo esa gran urbe que todo el mundo ve, sino que también hay muchas mujeres que contribuyen a dar vida a ese mundo rural.
¿Qué peso tiene la economía rural en el total de la economía madrileña?
Proporcionalmente, es un peso pequeño. El mundo rural somos poca gente, comparado con la capital y todas las grandes ciudades que la rodean. Pero somos estratégicos, porque contribuimos a mantener vivo el territorio, a generar actividad en zonas que es importante mantener pobladas; y, además, contribuimos con sectores estratégicos como es la alimentación de cercanía, que permite recuperar técnicas tradicionales y sabores que se creían olvidados.
¿En qué consisten las ayudas del Programa de Desarrollo Rural de la Comunidad de Madrid? En concreto, ¿qué ayudas habéis recibido para organizar esta feria?
Hemos recibido una ayuda a través del grupo de Acción Local “Sierra del Jarama”, derivadas de la Política Agraria Común, en su área de desarrollo rural. De entre esas ayudas, se enmarcan las que se dedican a este tipo de eventos. Se trata de ayudas cofinanciadas; la parte más importante la pone la Unión Europea y el resto se lo reparten entre el Estado y las Comunidades Autónomas
¿Tenéis previsto organizar alguna otra feria en la región?
Nos encantaría. Estamos trabajando para conseguirlo. Nos presentamos a todas las convocatorias que surgen, para poder realizar este tipo de ferias en cuantos más sitios mejor, porque creemos que es necesario visibilizar el trabajo de las mujeres en el mundo rural. Lo único que nos limita es la financiación.
¿Cuáles son las soluciones prácticas que propone FADEMUR para reducir la desigualdad de oportunidades de la mujer rural?
Decimos que vivir en un pueblo no tiene por qué suponer una desigualdad con respecto a la ciudad. Entendemos que prestar servicios en el mundo rural es más caro, puesto que vivimos más dispersos, pero creemos que hay una serie de servicios básicos que deberían estar garantizados por ley para la ciudadanía. Entre ellos, está la educación, la sanidad y -esperamos que se reconsidere- la atención a las personas dependientes. Si acabas con estos servicios, complicas tanto la vida de las personas que se acaban marchando de los pueblos. Si cierras un colegio, al final –por costumbre– es la mamá la que se encarga de llevar a los niños al nuevo centro escolar. Si cierras un comedor escolar, también es la mamá la que tiene que terminar amoldándose porque ese servicio no existe. Si no tienes centro de salud, o se llevan el pediatra a 40 km., parece que al final eres tú quien se empeña en quedarse a vivir en ese pueblo, en lugar de marcharse a la cabecera de comarca, donde sería todo mucho más sencillo. Al final, cuando se le hace tan complicada la vida a la gente, apuesta por marcharse. Y eso es lo que no nos podemos permitir.
¿Qué valor tiene el trabajo de la mujer artesana? ¿Aporta el hecho de ser mujer algún valor diferencial al producto?
La mujer artesana ya tiene, de por sí, mucho valor. En la mayoría de los casos, apuestan por un negocio basado en la tradición, pero otras veces lo hacen innovando, y mucho. Y esa apuesta la hacen, en muchas ocasiones, luchando contra los elementos. Encuentran reticencias de la familia, de los bancos…
Las mujeres aportan el valor diferencial del mimo, del esmero y de la innovación con que trabajan sus productos. La mujer rural, al no encontrar en su entorno grandes empleadores que le proporcionen un puesto de trabajo por cuenta ajena, se ve abocada a ser autónoma, a crear su propia alternativa laboral mediante el emprendimiento, porque no le queda otra.
¿Cómo afronta la mujer rural artesana su maternidad? ¿Cuáles son sus principales demandas?
Necesitamos que existan los medios en el mundo rural. Sabemos que es más caro prestar esos servicios, pero si no lo hacen la gente se marchará. A la larga, es más caro gestionar un territorio sin actividad ni población que uno que se mantiene vivo. Es una apuesta como sociedad.
¿Es rentable para la mujer rural, a día de hoy, vivir de esto?
Hay mujeres que se esfuerzan mucho en que sea rentable. Muchos de estos productos son difíciles de comercializar. Por tanto, tienen que acudir a ferias y mercados para mostrar sus productos, porque hay pocas líneas de distribución. Pero muchos negocios están empezando a ser más rentables.
¿Ofrecéis en FADEMUR servicios de asesoría o formación a emprendedoras rurales?
Sí. Desde FADEMUR ofrecemos asesoría, información y, en muchos casos, apoyo en la implantación de sus negocios. Somos una federación que presta servicios en todas las comunidades autónomas, a excepción de País Vasco y Navarra.
¿Qué ventajas supone pertenecer a FADEMUR?
Supone formar parte de un grupo de mujeres que creemos que otro mundo es posible, y trabajamos porque eso sea así. Supone ayudar a visibilizar el papel que las mujeres han desempeñado siempre en el mundo rural, un papel central en el desarrollo de los pueblos. Significa también apostar por conseguir la igualdad y el progreso de las mujeres y de los pueblos. Y, sobre todo, crear una red de apoyo entre las mujeres. Muchas mujeres que viven en un pueblo cree que sus problemas son únicos, pero en realidad se trata de problemas compartidos.
Pertenecer a esta red significa hacer intercambio de experiencias, de proyectos, de soluciones imaginativas; y esto, de nuestro punto de vista, es muy enriquecedor. Significa también tener cerca una mano amiga que te pueda echar un cable en momentos delicados, como por ejemplo en casos de violencia de género, algo muy complicado de abordar en el mundo rural; tenemos casos de mujeres que, participando en un curso de formación, han encontrado ese apoyo para contar lo que les estaba pasando y saber qué es lo que tenían que hacer y encontrar ayuda para efectuar los trámites que le permitiesen salir de esa situación tan terrible. Para nosotras, es un trabajo muy importante al que contribuyen muchas mujeres en todo el territorio español.
¿Qué le dirías al consumidor que no compra productos artesanos por considerarlos caros?
Caro o barato es, en la mayoría de las ocasiones, algo relativo. Tenemos muchos productos artesanos que no son caros para la calidad que ofertan, ya que ofrecen un plus que no presenta un producto fabricado en serie. Lo que nos empeñamos en demostrar en las ferias que organizamos, así como en los portales de comercialización online, es enseñar lo que hay detrás de ese producto artesano. Nos gusta organizar este tipo de ferias para que se vea quién hay detrás del producto artesano, que se hable con ellas, que te cuenten cómo y desde dónde lo hacen, cómo ayudan a dinamizar su pueblo. Tiene una serie de elementos que no nos paramos a valorar cuando miramos el precio, pero que desde nuestro punto de vista deben tenerse en cuenta, porque ayudan a mantener el territorio, la calidad, los sabores, etc. Yo creo que deberíamos reflexionar sobre lo que compramos, pensar más en cómo están hechas las cosas, en qué condiciones, qué es lo que aporta. Vivimos en un mundo demasiado consumista.
¿Qué consejos darías a una mujer que quiere comenzar una actividad artesana en el medio rural?
Que se informe, que busque ayuda y que apueste por su iniciativa. Hay muchas iniciativas viables en el mundo rural que salen adelante. Si es su proyecto, y cree en él, que haga todo lo posible. En FADEMUR, va a encontrar apoyo para ayudarle en ese camino.
¿Qué opinas de la agricultura y ganadería ecológicas? ¿Supone alguna ventaja para el productor?
Supone una ventaja si luego lo ve en el precio. Muchas veces, el consumidor no valora esa diferencia. Creemos que es un nicho de mercado a explotar, que hay un sector de la sociedad concienciado, dispuesto a pagar un poco más.
El precio es distinto para el productor ecológico, pero muchas veces no encuentra ese mercado que compense esa diferencia.
¿Tienes hijos? ¿Cómo compaginas tu actividad con tu papel de madre? ¿Crees necesario algún tipo de ayuda o ventaja para la madre trabajadora?
Tengo dos hijos y tengo que hacer malabares, como todo el mundo. Es complicado, pero yo me considero una privilegiada. Ser madre hoy en día significa tener que hacer encajes para trabajar y cuidar de los hijos.
Con la reforma de la administración local, hay una serie de servicios que se sacan de la competencia de municipios con menos de 20.000 habitantes. Muchas mujeres que viven en el mundo rural no cuentan con servicio de guardería o cuidado de personas dependientes. ¿Qué va a pasar con eso? La excusa es que existe duplicidad de competencias. Existe una gran incertidumbre de qué va a pasar.
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Los perros avisan de la llegada de un extraño. Carla me da la bienvenida desde lejos, junto a dos de sus hijos. Continue Reading
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