«Hagamos que la vida en comunidad sea lo más satisfactoria, sostenible y eficiente posible»
Leo Bensadón, Socio Director de Cohousing Verde, me recibe en su oficinas en pleno centro de Madrid, ubicada en un espacio de coworking donde conviven profesionales de diferentes empresas. Desde su espectacular terraza se disfruta de una bella vista sobre los tejados de la ciudad, dominando el bullicio y el trajín de personas tan solo unos metros más abajo. He venido para que me explique qué es el cohousing verde, una nueva forma de vida que consiste, según informan en su web, en “ser protagonista en el diseño y gestión de tu vivienda, compartiendo servicios y espacios comunes”.
¿En qué consiste el cohousing verde?
El concepto de cohousing lleva años funcionando sobre todo en el norte de Europa. De ahí se extendió al centro de Europa. También está funcionando en Estados Unidos y Canadá desde hace años. En España es un concepto más nuevo. La idea es que todos tenemos que vivir en comunidad de algún modo. Hagamos las cosas para que esa vida en comunidad sea lo más satisfactoria, sostenible y eficiente posible. Vamos a convivir con nuestra parte privada, pero también con una zona de espacios y servicios comunes que hagan esa vida más satisfactoria y sostenible, tanto desde el punto de vista social como desde el ecológico. Nosotros le hemos puesto el apellido verde porque pensamos que una iniciativa así no tiene sentido hoy en día sin estar acompañado de todos los conceptos que pueden hacer la construcción y el día a día en esa comunidad lo más ecológico posible.
En su web tienen como lema de cohousing verde “viviendas para personas que quieren cambiar el mundo”. ¿Cómo se puede cambiar el mundo desde una vivienda?
Nosotros pensamos que cambiamos el mundo con las pequeñas acciones del día a día, con cómo vivimos. En ese cómo vivimos todos los días tiene mucho que ver nuestra casa y nuestra comunidad. Claro que conseguimos cambiarlo si vivimos y construimos nuestras casas de otra forma. La parte evidente es la eficiencia energética. Consumir menos energía y agua, utilizar materiales naturales, volver a los espacios verdes y compartir, incluir allí pequeñas partes del día a día de la economía colaborativa. Es decir, no todos necesitamos tener todo tipo de electrodomésticos, un coche. Que dentro de esas comunidades se puedan crear servicios, herramientas y espacios compartidos, supondrá una reducción del consumo. Si conseguimos que esto se haga, puede ser un escaparate para que la gente empiece a vivir de otra forma. Con estas pequeñas acciones sí que creemos que se puede empezar a cambiar el mundo.
Yo quiero participar en mis propias decisiones y no dejarlo todo en manos del promotor. Creo que debemos aprovechar esta situación de crisis social y hacer las cosas de otra manera.
La iniciativa nació en Europa y se está extendiendo por todo el mundo. ¿A qué se debe?
Por un lado, en España estamos hartos de la forma en que se ha construido. Por otra parte, los tres pilares que definen nuestra iniciativa son ahora mismo prioridades en la sociedad: ecológico, comunitario y participativo. Yo quiero participar en mis propias decisiones y no dejarlo todo en manos del promotor. Creo que debemos aprovechar esta situación de crisis social y hacer las cosas de otra manera.
¿Qué ventajas tiene vivir en comunidad?
En realidad, vivimos en comunidad, aunque solo sea para saludar al vecino cuando nos le encontramos. Saquemos ventajas de esto, compartamos las cosas, los espacios para que jueguen los niños, los mayores puedan tener un fisioterapeuta que trabaje para la comunidad, o podamos dispone de un espacio donde todos puedan hacer ejercicio. Otra cosa que me parece muy interesante cuando estudias comunidades de cohousing —como algunas de Estados Unidos, que pueden llevar veinte años funcionando— son estudios que muestran cómo va variando la forma de vivir. Se ve, por ejemplo, cómo se va reduciendo el consumo energético de todas las familias, también el de agua; cómo se van compartiendo cada vez más cosas. La experiencia nos dice, por tanto, que esta forma se auto alimenta y va haciendo, poco a poco, que la vida sea más sostenible.
¿Qué puede aportarme el cohousing?
Además de lo que acabo de comentar, también hay un importante ahorro económico. Compartir las cosas, reducir consumos y poder crear por ejemplo grupos de consumo que trabajen con agricultores locales, o contratar la energía de forma comunitaria, todo eso me aporta buenas condiciones económicas para el día a día.
Aunque la construcción en sí de la casa pueda ser un poco más cara, el mantenimiento y el consumo se reduce tanto con el tiempo que permite la amortización a medio plazo de esa inversión inicial.
¿Hasta qué punto es posible decidir cómo quiero que sea mi casa?
Todas las decisiones tienen un impacto. Si cada familia, por ejemplo, decide utilizar materiales diferentes, el coste de la construcción será superior. Debemos alcanzar un equilibrio entre las decisiones individuales y los beneficios que podemos obtener si tomamos las decisiones de forma conjunta. Ahí tenemos que sopesar si la personalización de las casas no va a afectar negativamente al precio final a pagar entre todos.
¿Se utilizan técnicas de bioconstrucción?
Nosotros presentamos a las familias todas las opciones. Sin embargo, uno de nuestros pilares es la sostenibilidad del proyecto. Es una prioridad esencial.
¿Qué importancia tienen las energías renovables?
Toda. El futuro del proyecto depende, en gran parte, de la utilización de renovables. Lo ideal es generar al menos una parte de la energía que consumimos, y que sea de manera distribuida. Si podemos generar energía con paneles solares, calentar agua con solar térmica o incluso utilizar geotermia para mantener una temperatura constante, y además creamos un entorno que precisa poca energía —una construcción pasive house o que se aproxime al máximo a esa certificación— o contratamos con una empresa energética que suministre energía verde certificada, esa es para mí la mejor forma de cerrar el círculo.
¿Habrá zona de huertos?
Esa es una de las decisiones que deben tomar las familias de cada grupo. En todos los grupos en los que hemos trabajado hasta ahora, uno de los espacios comunes más demandado siempre ha sido el huerto. La discusión es si queremos un huerto común o pequeños huertos privados. En la ciudad, esto es más limitado, si bien podríamos aprovechar una cubierta plana para poder crear un huerto en ella. Un ejemplo de esto último es el proyecto Entre Patios —en entrepatios.org tenemos toda la información sobre este proyecto que ofrece viviendas en derecho de uso, una modalidad entre la propiedad y el alquiler, en la que la cooperativa es la propietaria—. Tenemos ya unas 20 familias como cooperativistas por el momento, y aún pueden entrar algunas más.
Nosotros lo que hemos construido es una iniciativa de creación de comunidad, de gestión de ese grupo, de principio a final.
¿Cuándo será posible visitar alguno de vuestros proyectos?
Nosotros lo que hemos construido es una iniciativa de creación de comunidad, de gestión de ese grupo, de principio a final. Nuestro papel es hacer que estos proyectos salgan adelante y lo hagan en un plazo correcto. Aportamos nuestro saber hacer para decidir qué hacer, cuando y como para avanzar. De este modo, acortamos los plazos y conseguimos que el proyecto se desarrolle.
¿Cómo podemos entrar a formar parte de vuestro proyecto?
Hay dos modelos diferentes.
Por un lado, las personas o familias que se acercan a nuestra web, se informan y se registran. Buscamos familias con intereses comunes para proponerles hacer un taller gratuito del que pueda salir una semilla de comunidad. Este es el ejemplo del Proyecto Boreal, que estamos lanzando en la sierra de Madrid.
Por otro lado, vemos que hay parejas y amigos que llevan años pensando en un modo de vida más comunitaria y ecológica, que tienen su proyecto en mente. Vienen, hablamos de sus proyectos y hacemos algo adaptado a sus necesidades para ir avanzando.
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