
¿Cómo empezaste a elaborar lámparas artesanales de calabaza?
Estaba visitando el Gran Bazar de Estambul, en Turquía, cuando vi estas lámparas artesanales por primera vez y se me metió en la cabeza que yo tenía que hacerlas. Estuve investigando los materiales y herramientas que usaban y, cuando llegué a mi pueblo, busqué las semillas que necesitaba, de calabaza de peregrino.
Cuando conseguí la primera cosecha, me compre una dremel y empecé a probar. Las primeras quedaron bastante feas, pero poco a poco gané experiencia y salieron mejor.
¿Qué las hace diferentes?
Las lámparas que yo realizo dan una luz ambiental. Además de invitar al relax, proyecta sobre las paredes luces y sombras, por lo que crea un bonito efecto lumínico. Esto permite personalizar figuras al gusto de mis clientes, ya sea para crear un ambiente específico en una escuela de yoga o como lamparita de noche en la habitación de un niño.

También realizas maceteros, tiestos, cuencos y portavelas.
Sí. Estaba trabajando con una calabaza para hacer una lámpara, cuando se me rompió y, después del enfado, vi que mi madre le había dado una utilidad que me gustó mucho: la usó para colocar unas plantitas y se me ocurrió hacer tiestos. Ahora es uno de los productos que más vendo en las ferias. También hago portavelas y cuencos, e incluso me he atrevido con un ukelele. Tengo muchas ideas que voy desarrollando según se me van ocurriendo.
¿Aprecia el público el valor de tu trabajo?
No demasiado. Hay gente que me comenta que mis lámparas son muy caras, que dicen que han visto una en Ikea por dos euros. Estas personas no aprecian el trabajo ni conocen el precio de los materiales que empleo. Las calabazas las cultivo yo, las vacío y utilizo materiales ecológicos y naturales siempre que me es posible, excepto en las partes eléctricas; incluso en ellas, busco reciclar piezas que voy buscando de electrodomésticos desechados. Todo esto no se suele valorar, por lo que creo que la artesanía puede llegar a perderse. Los artesanos de cierta edad que conozco me comentan que antes se vendía bien en las ferias; eran apreciados e incluso se les pagaba la comida. Ahora sucede justo lo contrario, pues tenemos que pagar para poder participar en ellas.
¿Consigues vivir de tu artesanía?
Pues vivir de la artesanía hoy día es complicado. Con la crisis en la que vivimos, hasta el panadero las pasa mal para sacar lo del mes. En la artesanía creo que estamos peor, ya que al tratarse de cosas hechas a mano los precios se encarecen, pues tardamos mucho más en realizar los trabajos. Además, con las multinacionales que crecen como la espuma se nos complican más las cosas, pues hoy puedes conseguir una lámpara por dos euros. Yo puedo afrontar los gastos con lo que saco de mis lámparas porque vivo con mis padres. Pero si viviera fuera, con todos los gastos que ello genera, lo pasaría verdaderamente mal.
Sí que es cierto que poco a poco tengo más ventas gracias a internet y espero poder incrementar mis ganancias mensuales hasta poder «sobrevivir».
¿Dónde vendes tus lámparas?
Normalmente, en las ferias. En el blog de Kuia tengo una entrada sobre las ferias de calabazas en España. Ahora mismo tengo la Feria de Navidad, en Vitoria, para la que he estado trabajando duro los dos últimos meses. También vendo por Internet, en este enlace, lo que me permite llegar a todo el mundo.
¿Realizas algún tipo de formación para gente interesada en este tipo de artesanía?
Por el momento, no. Sí que lo he pensado, aunque no he tenido tiempo de desarrollarlo. Me gustaría, sobre todo para que los chavales aprendan a trabajar este tipo de artesanía tan poco conocida.
¿Qué aporta Internet a la artesanía?
Como suelo decir yo a los veteranos de la artesanía, yo soy artesano 2.0, un artesano moderno que está más metido en Internet que en las ferias. Esto me obliga a ser, además, informático. Me paso muchas horas con el ordenador.
¿Cómo trabajas tus lámparas artesanales?
Todo comienza en la huerta. Yo tengo el lema: una semilla, una lámpara. Desde marzo hasta octubre trabajo en la huerta para sacar la calabaza. Después, tengo que secarla en un sitio oscuro y aireado, lo que me lleva otros cuatro meses. Una vez seca, la vacío bien con cuidado y comienza la fase de diseño. Para esto último, utilizo reglas, compás, o dibujo directamente, en función de lo que me pida la gente.
El tallado lo llevo a cabo con una dremel, hasta conseguir el resultado buscado. La base la realizo normalmente con un tubo rígido forrado con cuerda de cáñamo o una tela. También uso una base de madera a partir de piezas recicladas de muebles, apliques antiguos, o de partes de árboles caídos o secos. Por último, coloco la bombilla y el interruptor, compruebo que funciona correctamente, la pinto y la pruebo una temporada antes de venderla.
¿Tenéis algún tipo de ayuda los artesanos vascos?
Sí. Yo empecé haciendo un estudio de viabilidad y tuve una ayuda de 1.000 euros para la puesta en marcha, que invertí en adquirir herramientas. Una vez que te das de alta, recibes otra ayuda. La artesanía está subvencionada en Euskadi, ya que está considerada como cultura.
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