
Errare humanum est. Sirva esta publicación para reconocer algunos errores (y también aciertos) que cometo al intentar cumplir mi compromiso cotidiano con la sostenibilidad. Sé que es un post atípico, pero soy consciente de que no es fácil ser coherente, y creo que reconocer públicamente aquello que podría mejorar no solo me sirve a mí sino al vez también a tí, si es que has sentido alguna vez esta incoherencia.
Algunos errores…
1 Tengo coche
(y lo uso).
Confieso que admitir esto me causa un conflicto interior, pues años atrás no concebía en personas de mi entorno que no pudiesen prescindir del automóvil en algunos de sus desplazamientos.
En mi defensa, tengo que decir que procuro que sea mi última opción, y que el transporte público es mi medio preferido para moverme libremente, sobre todo cuando lo hago por la ciudad de Madrid. Por cierto, mi coche tiene 14 años y un montón de kilómetros, pero te aseguro que pasa todas las revisiones y consume menos que la media de gente que conozco.
2 En mi cesta de la compra se cuelan
productos no sostenibles.
Alimentar una familia en estos tiempos tiene un precio. Si a eso sumo las prisas, la comodidad y la falta de pequeño comercio en mi entorno, entre otros factores, el resultado es que termino comprando productos que podrían ser más sostenibles.
Procuro comprar toda la fruta y verdura en tienda ecológica, directamente al productor o en grupo de consumo, si bien esto último ha sido bastante complicado desde que empezó el confinamiento y la restricción de movilidad.

3 Compro productos en supermercados
y con envases de un solo uso
Esto es lo que más me duele. Ver cómo se llena la bolsa de envases de un solo uso me causa un gran malestar. Evito los productos semielaborados o elaborados. Pero, aparte de verduras y frutas, es complicado encontrar alimentos que no estén envasados en plástico. Incluso he intentado sumarme al reto #juliosinplastico, pero no he sido capaz de cumplirlo.
Al respecto, planteo una serie de preguntas, a ver si alguien me las puede contestar: ¿Por qué la mayoría de las bebidas se venden en envases de plástico o lata de aluminio? ¿Por qué es más fácil encontrar un yogur o una bebida vegetal en plástico o en pet? ¿Sería muy caro o difícil implantar un sistema de retorno?

4 Algunas veces compro cosas
que no son estrictamente necesarias.
¿A tí no te ha pasado? Por mucha conciencia que tengamos, no podemos ignorar que vivimos en un sistema capitalista y de consumo. En cuanto bajas la guardia, llegas a casa con algo que no habías pensado comprar. O lo que es peor, te lo pides cómodamente online, sin salir de ella.
Como decía en las primeras líneas, errar es humano. Caer en la cuenta de las compras compulsivas es lo importante. Darse cuenta de que nos lleva demasiado tiempo y energía comprar algo que luego guardamos sin usar; en el mejor de los casos, lo devolvemos o revendemos; en el peor, acaba en el punto limpio (quiero pensar que no tiras a la basura más que residuos orgánicos o aquello que es imposible de reciclar 😜).
5 Mi uso de Internet no es precisamente sostenible
(y sospecho que el tuyo tampoco).
Paso demasiadas horas delante del portátil y el móvil. Soy un buscador incansable de información, siempre explorando alternativas, dada mi curiosidad. Investigar nuevos temas para este blog, personas y proyectos que me inspiren y con los que aprender, me entretienen más de lo que quisiera en muchas ocasiones. Gestionar toda esa información, tomar notas, gestionarlas y organizarlas para tenerlas accesibles desde cualquier lugar y dispositivo. Comenzar a ver un vídeo que me ha llegado a través de un enlace, y continuar viéndolo más cómodamente en una pantalla más grande… y terminar visitando las «sugerencias» de YouTube o de otras redes sociales, es un tiempo que dejo de dedicar a otras tareas o descansar. Pero no es solo la «pérdida» de tiempo lo que me preocupa. Te lo cuento a continuación.
El creciente uso de Internet está suponiendo inversiones multimillonarias para responder a una elevada demanda de datos (con el vídeo como principal protagonista). Sobre este tema, te recomiendo la lectura de este post de la cooperativa de telecomunicaciones Somos Comunicación, que expone que Internet contamina… ¡y mucho!

… y algunos logros
1 Mejorar mi alimentación. Conocer el origen de la comida. Soy lo que como. Cuido mi salud y cuido a las personas que cultivan con mimo nuestros alimentos orgánicos. He reducido casi a la mínima expresión el consumo de carne, procuro que sea de producción ecológica y evito aquella que proviene de macrogranjas. Uno de mis propósitos es pasarme a la carne de pasto orgánica.
2 Practicar el minimalismo en todo lo posible. Prescindir de todas aquellas cosas que antes compraba y que hoy no necesito o no me llenan: pensar bien si tal prenda de ropa la puedo combinar y me va a gustar la temporada próxima, si ese electrodoméstico o “gadget” me va a ser útil o es fruto de un capricho.

3 Aprender a cultivar y a crear mi propio compost. Entrar en contacto con la huerta, mancharme las manos y doblar la espalda ha sido altamente reconfortante. También he elaborado una mini compostera en una de mis jardineras, donde ya he creado y utilizado el compost para mis plantas; muy a pequeña escala, pero contento con el resultado.
4 Buscar gente comprometida e implicarme en actividades medioambientales: plantaciones de arbustos y árboles; construcción e implantación de cajas nido para aves; mantenimiento de jardines vecinales; charlas de concienciación, reuniones para compartir…
5 Reducir, Reutilizar, Reciclar y, sobre todo Reflexionar. Aunque realizo una adecuada gestión de los residuos domésticos, procuro reflexionar sobre el tipo de cosas que introduzco en casa. No por mucho reciclar te vuelves más sostenible. El residuo mejor gestionado es el que no se llega a crear.

Apoyo mutuo
Espero que algo de lo que aquí has leído pueda servirte de ayuda. Lo he escrito desde una voluntad de servicio, pues es algo que he hablado con otras personas que estamos en situaciones similares y entiendo que no es fácil abordarlo desde la soledad. Considero que el apoyo mutuo es básico para superar esa sensación y no desesperar. Te invito a practicarlo, a que busques personas afines y participes de asociaciones, grupos de consumo o cualquier otro tipo de colectivo.
Sé que cada vez somos más las personas sensibilizadas y comprometidas, cada una desde su particular situación, en un mundo más sano y sostenible. Si deseas compartir tus motivaciones, tus aciertos y errores, tu visión o preocupaciones, estaré encantado de escucharte. Si estás suscrito, puedes responder a la dirección de email por la que recibes los boletines. O escribirme en el apartado Contacto (te dejo aquí el enlace). ¡Estaré encantado de leerte!
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