«El trabajo manual nos ayudaa ubicarnos en la tierra»
Astrid Weissenborn-García es artesana del fieltro, escultora y profesora de artes plásticas. AfieltrArte es el nombre de su taller artesanal en Hoyo de Manzanares (Madrid), donde imparte cursos y talleres de afieltrado de lana.
¿Qué importancia tiene para la sostenibilidad del planeta la lana afieltrada con respecto a otros materiales?
La lana es más sostenible porque está dentro del ciclo natural. No produce ningún residuo nocivo para la tierra. Además, si utilizamos tintes ecológicos con certificado OEKO-TEX® Standard 100, evitamos cualquier posible contaminación en el proceso de teñido.
Ofreces talleres y cursos para aprender estas técnicas. ¿A quién van dirigidos?
Hay talleres básicos, donde enseño a la gente a hacer formas elementales: plano, cuerda, bolita. Una vez que lo han conseguido, ya pueden pasar a otros cursos más avanzados en los que crearán objetos más complicados.
Mis cursos van dirigidos tanto a niños como a adultos. El público es mayoritariamente femenino, se animan pocos hombres. También imparto talleres en Villalba, dos veces por semana, a personas con discapacidad.
¿Qué ventajas tiene el trabajo manual?
A nivel de producción, las piezas son únicas. Yo creo que cuanta más tecnología tenemos, más necesitamos lo manual. Soy maestra de artes plásticas y veo como los chicos tienen mucha carencia de trabajar con las manos. Está comprobado que el trabajo manual nos ayuda a ubicarnos en la tierra, conocer cómo son las cosas de duras, si pican o son suaves, están frías o calientes… eso es algo que no te puede dar una representación virtual.
El fieltro requiere una atención en el proceso, más que en el resultado. En ese tiempo te sientes alguien, te identificas con lo que haces y te muestra como eres, revelas muchas cosas. Al final, tienes algo que has creado tú, que es único, y creo que esto es muy enriquecedor.
¿Se puede innovar desde la artesanía y la ecología?
La lana permite hacer objetos que se salen de lo tradicional. Podemos también mezclarla con otras fibras y experimentar. En los últimos 20 o 30 años, hemos pasado de fabricar ropa y objetos básicos a realizar complementos y objetos de decoración, objetos que cumplen otra función distinta de la de mantener el calor corporal. Podemos hacer juguetes, fundas, bolsos, cojines…
Soy maestra de artes plásticas y veo como los chicos tienen mucha carencia de trabajar con las manos
¿Qué beneficios aporta trabajar con las manos a nuestra salud?
Trabajar afieltrando lana permite una concentración ligera en el proceso. Esto nos permite centrarnos y evitar la distracción. Permite trabajar con el tacto, un sentido que estamos olvidando por falta de uso, para notar cuándo está el material bien tejido y para darle forma al objeto. Lo más exigente son las formas en tres dimensiones, porque requiere ir engordándola poco a poco. Es un trabajo lento y paciente, para que cada capa nueva que añadamos vaya haciendo contacto con la capa anterior y el objeto sea consistente.
¿Puede ser divertido un taller de AfieltrArte?
Sí. Normalmente, la gente se lo pasa bien. Al principio, están un poco indecisos e inseguros, pero es sorprendente cómo los colores, una vez mojados y convertidos en fieltro, parecen otra cosa. Siempre queda algo bonito. Es como mágico. El resultado también depende de la energía que cada uno tenga en ese momento.
¿Qué supone para tí como mujer autónoma y artesana trabajar con lana afieltrada?
Para mí, el fieltro ha sido una revelación. Como escultora, ha sido un descubrimiento dar forma a un color. Yo trabajaba otros materiales y ha sido una gozada trabajar en color, porque sentía que me faltaba en la escultura. Tengo también esculturas que combinan fieltro con otros materiales. Pero vender escultura es muy difícil y he tenido que realizar objetos más pequeños en fieltro.
¿Animarías a otras personas a vivir de esto?
Por el momento, es muy difícil. El fieltro se ha ido conociendo poco a poco. Cuando yo empecé a trabajarlo, la gente lo miraba en los mercadillos y no sabía lo que era. El problema es que tenemos que competir con precios muy bajos de objetos que vienen de países asiáticos o africanos. La gente no comprende que los productos de fieltro llevan mucho trabajo y tiempo.
Yo veo más rentable, por ejemplo, que se junten varios artesanos y alquilen un local entre ellos para trabajar y vender sus productos. Es una solución que yo he visto tanto en Alemania como en España. Es una buena idea, pero requiere mucha organización y confianza entre las personas. Compartir un espacio de trabajo permite un intercambio de experiencias, lo que es muy enriquecedor.
PARA MÁS INFORMACIÓN:
Web de Afieltrarte
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