La obsolescencia programada, acortar intencionadamente la vida útil de los productos, es una práctica cada vez más habitual que supone un despilfarro de recursos y un gran problema con los residuos de estos productos desechados. Ante esta situación, la asociación ecologista Amigos de la Tierra promueve la iniciativa Alargascencia, un directorio de establecimientos donde reparar objetos, alquilar, hacer trueque y encontrar o vender productos de segunda mano. Una herramienta colaborativa que pretende facilitar la búsqueda de pequeños comercios, cooperativas y otras iniciativas cercanas a tu lugar de residencia.
Alargascencia es un directorio para buscar establecimientos cercanos donde reparar objetos, alquilar, hacer trueque y encontrar o vender productos de segunda mano.
Si, en definitiva, establecimientos que alargan la vida de los productos, y evitan que compremos nuevos.
¿Cómo surgió la iniciativa? ¿Partió de Amigos de la Tierra?
Dentro de la campaña de lucha contra la obsolescencia, que llevamos desde hace casi una década, queríamos poner en marcha acciones en positivo, de alternativas y propuestas. El pensamiento colectivo por parte de los activistas de la asociación llevaron a la puesta en marcha del directorio, y su nombre, que ya ha sido propuesto por la Fundeu como palabra a incorporar en el diccionario de la RAE.
¿Qué requisitos deben reunir los establecimientos de reparación, alquiler o venta de segunda mano, para sumarse a este directorio?
El objetivo de la campaña es dar visibilidad a establecimientos no muy grandes, locales, y que no se difunden de manera habitual. Incorporamos prácticamente todos los establecimientos que hacen tareas de reparación, compra-venta de segunda mano, trueque, alquiler, etc., a excepción de los servicios oficiales de reparación de las marcas (que entendemos que ya tienen comunicación suficiente, y que sus objetivos de reparación se confunden con los de venta de nuevos productos), y de los centros de reparación habituales, como los talleres de coches, o alquiler de coches y casas. En definitiva aunamos los establecimientos que no se usan tan habitualmente, y sin embargo ofrecen un gran valor social y ambiental con su actividad.
En la campaña #SeMerecenUn10 reclamáis una reducción del IVA al 10% para estos establecimientos. ¿Cuántas firmas más son necesarias para conseguir ese objetivo?
Ya tenemos más de 7.000, pero depende del Ministerio de Hacienda que cambien el tipo impositivo. Estamos a la espera de un cambio de Directiva europea que facilitará la modificación. Animo a todas las personas a que firmen la petición de reducción del IVA, pues cuantas más firmas consigamos, más sencillo será conseguir nuestro objetivo
En marzo de 2017, la Comisión para el Estudio del Cambio Climático del Congreso de los Diputados aprobó una proposición no de ley que insta al Gobierno a poner en marcha acciones contra la obsolescencia programada. ¿Sabemos si dichas “acciones» verán pronto la luz?
Estamos a la espera, no tenemos más información.
Uno de los mayores problemas de obsolescencia lo generan los productos tecnológicos como los dispositivos móviles, de duración muy efímera y que requieren por tanto la búsqueda constante de nuevos yacimientos de minerales cada vez más escasos. ¿Estamos suficientemente concienciados de ese problema?
Aunque cada vez hay más información disponible de los impactos de la extracción de estos recursos naturales, escasos, valiosos, y causantes en muchas ocasiones de conflictos por su adquisición, todavía no existe conciencia plena, y los fabricantes siguen promocionando un recambio de productos en cortos plazos de tiempo, sin contar la realidad que supone este modelo de consumo.
Países como Ghana son vertederos de la chatarra tecnológica mundial. Allí, la gente se gana la vida descuartizando viejos ordenadores para extraer metales y minerales preciosos, con gran riesgo para su salud y para un medio ambiente cada vez más degradado. ¿No existe, o no se cumple una legislación reguladora de las prácticas de recuperación de esos componentes?
Las legislaciones en Ghana son diferentes que en Europa. El problema es que en Europa no se cumple la legislación existente, que exige la reutilización y reciclaje de estos productos electrónicos, y sin embargo, en gran proporción, se están enviando a terceros países (como residuos o como falsos productos), en los que no se asegura que el proceso sea ambientalmente adecuado, y que no afecte a la salud de las personas que trabajen allí.
La venta de productos de duración limitada se argumenta en la necesidad de que los fabricantes saquen nuevos modelos que les permitan mantener su negocio. ¿Podemos hacer algo como colaboradores necesarios de este sistema?
Como personas consumidoras debemos por un lado exigir la disponibilidad de productos duraderos, reparables y actualizables. Y también hay que poner sobre la mesa que la reparación y la preparación para la reutilización son grandes creadores de empleo, por lo que las empresas fabricantes no pueden usar como argumento el beneficio económico, sin tener en cuenta el impacto social y ambiental (que además suponen un coste).
¿Existe algún tipo de iniciativa, por parte de los distribuidores de productos de electrónica, para paliar el problema de la obsolescencia programada?
No, hay algunas marcas que se quieren diferenciar por su durabilidad (elevando su coste), pero todavía no existen movimientos colectivos de los fabricantes para paliar este serio problema.
¿Puedes darnos algunos consejos para alargar la vida útil de los objetos de uso cotidiano?
En general, en la compra de productos hay que tras corroborar la necesidad de ellos que tenemos, hay que asegurarse de que su calidad asegure una duración lo mayor posible, y a veces es mejor invertir un poco más de dinero, pero tratar de adquirir un producto duradero y reparable. Ante una rotura, tratar de arreglar, y si no nos hace falta o nos queremos deshacer del producto, es mejor venderlo de segunda mano, o pasárselo a alguien que lo necesite. Por último, si necesitamos un producto, valorar primero la disponibilidad de segunda mano, y duraderos, antes de adquirir productos que han requerido de nuevos recursos naturales para su fabricación.
¿Cómo se puede colaborar con esta iniciativa?
Alargascencia es una herramienta colaborativa, y crece con las sugerencias de las personas, así que animamos a que nos propongan nuevos establecimientos a incorporar.
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